Analía57 no tenía sueños comunes; cada noche, su mente trazaba mapas de constelaciones desconocidas, rutas entre galaxias, y atajos por agujeros de gusano que aún no existían. Al despertar, encontraba sus sábanas cubiertas de polvo estelar y su almohada brillaba como una supernova.
Los astrónomos la espiaban mientras dormía, tomando notas de cada suspiro, convencidos de que en su respiración se ocultaban las coordenadas para encontrar vida en otro rincón del universo.
Un día, Analía57 se enamoró de una estrella fugaz. Sabía que su amor sería efímero, así que pasó semanas preparando una carta de despedida en un idioma que solo los astros podían entender.
La noche de la despedida, Analía57 dejó que su cuerpo se convirtiera en polvo cósmico, esparciéndose por el universo. Ahora, si mirás con atención, podés verla en la curva de la Vía Láctea, guiñando un ojo a los soñadores y cartógrafos de lo imposible.
Texto generado por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
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